El Orgullo


El Orgullo como fabricante de confusión no tiene rival. ¡Mira por dónde!... las ideas, actitudes y comportamientos que le llevan a uno a creer que no vale para nada también son signos de haber sido asaltado por el Orgullo. Tanto los aspavientos de dignidad herida como la falsa modestia son variantes del mismo error. Y uno no sabe qué es peor porque hacerse la mosquita muerta tiene el inconveniente de que entonces el defecto pasa desapercibido y se vuelve mucho más insidioso y complicado de distinguir que cuando da la cara como engreimiento puro y duro.