Esto tiene toda la pinta de ser el comienzo de algo prometedor: el aire está revuelto. Ayer fui a una playa y el mar también lo estaba. Mareas vivas creo que son. Y yo lo traduje como señal que promete cambios.
¿Y si fuésemos a dejar de estar varados en esta nada insulsa e indolente y el revoltijo nos excita a actuar?... Y en lugar de quejarnos empezamos a perder el miedo a contar lo que realmente vemos y sentimos, así, en masa, sin vergüenza. Y nos damos cuenta de que casi todos queremos lo mismo: vivir en paz, prosperar, que nos dejen tranquilos y que no haya que pagar por todo. Que nos dejen de asustar continuamente con la extinción, el holocausto, otra guerra fratricida o lo que sea que inventen sobre la marcha mientras destruyen sigilosamente los cimientos de nuestra civilización.
Para empezar tenemos que parar las mentiras, dejar de hacer como que no las oímos, porque sobre el alejamiento de la realidad no se puede construir nada, menos aún una convivencia amable.
Para mí que eso es lo que viene.
Preparados, listos...